El día que Mostovoi quiso irse del campo en el Molinón

La Voz VIGO

GRADA DE RÍO

El Zar intentaba abandonar el terreno cuando se habían agotado los cambios en el Sporting-Celta del 11 de mayo de 1997

11 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

1997: Mostovoi fue protagonista para bien de multitud de partidos a lo largo de ocho temporadas en el Celta, pero antes de eso, en su primera temporada en el club, centró la atención por un episodio que no hacía presagiar la leyenda en la que iba a convertirse. Fue el 9 de mayo de 1997, en el Molinón en un partido en el que el Sporting ganó por 2-1. Un resultado que quedó eclipsado por el intento de Mostovoi de abandonar el terreno de juego a falta de diez minutos.

La crónica de La Voz del momento relataba lo que se vivió aquel día: «En el triste protagonista del partido se convirtió el internacional ruso Alexander Mostovoi, que nada más producirse el segundo gol de Bango, optó por marcharse hacia el vestuario, dejando a su equipo en inferioridad numérica al haberse hecho ya los tres cambios estipulados». Sin embargo, relataba que «la pronta reacción de algunos compañeros y de Moncho Carnero lo impidió». Se hablaba de «escena dantesca con empujones».

Patxi Salinas fue uno de los artífices de que el Zar no acabara abandonando el terreno de juego. «Esto es increíble y lo vamos a hablar en el vestuario, además de que el propio club tiene que tomar cartas en el asunto», decía. Años más tarde, lo recordaba en una entrevista a La Voz: «El Ruso era muy peculiar, muy especial, y tenía esas cosas. Se fue y decía que le molestaba una pierna y no volvía al campo, con lo que nos jugábamos. Hubo que sacarle a empujones y ahora nos reímos, pero fue desagradable», admitía.

También rememoraba que el viaje en autobús de vuelta desde Gijón tampoco había sido nada llevadero tras la tensión que acababan de vivir. «Pero luego él se disculpó, dijo que iba a muerte con nosotros a partir de ese momento y ahí me ganó. Aposté por él cuando algunos ya querían echarle y el tiempo me dio la razón». La sanción para él por parte del consejo de administración del club fue de ocho días apartado del equipo y una multa de dos millones de pesetas. Su trayectoria posterior hizo que aquel desagradable episodio quedara en una anécdota para olvidar.